Con la llegada del invierno, es frecuente la aparición de los síntomas asociados a los procesos gripales y catarrales, tales como tos, generación mucosa y dolor de garganta. Son enfermedades de muy rápida propagación y a pesar de que normalmente no conllevan problemas graves asociados, sí que provocan molestias durante un tiempo.
El jengibre y el limón son perfectos para mitigar esos síntomas de manera natural, para ayudar a nuestro organismo a recuperarse de forma rápida. Además combinados con la miel se convierten en un remedio muy eficaz.
El jengibre ó kion, es una de la plantas más populares debido no solo a su utilización como condimento aromatizante, si no también por sus propiedades medicinales. Las raíces de la planta son utilizadas desde hace mas de 2.000 años por la medicina tradicional china en muchos trastornos y enfermedades.
Hay que prestar atención a sus contraindicaciones sobre todo cuando existen problemas estomacales o alteraciones en la tensión arterial. En el caso de embarazo y lactancia debemos tener en cuenta que puede interferir en los procesos hormonales, por lo que es conveniente realizar su consumo bajo supervisión.
Por su parte el limón destaca por su contenido en vitamina C, ácido cítrico y sustancias de acción astringente. . La vitamina C interviene en la formación de colágeno, huesos y dientes, glóbulos rojos y favorece la absorción del hierro de los alimentos y la resistencia a las infecciones. El ácido cítrico, posee una acción desinfectante y potencia la acción de la vitamina C.
El mineral más abundante que posee el limón es el potasio, necesario para la transmisión y generación del impulso nervioso, para la actividad muscular normal e interviene en el equilibrio de agua dentro y fuera de la célula.
La miel es capaz de aliviar las membranas irritadas en la parte posterior de la garganta y tiene efectos antioxidantes y antivirales.
INFUSIÓN DE JENGIBRE, LIMÓN Y MIEL
Cortamos un trozo de jengibre del tamaño de un dedo pulgar y lo rallamos para que saque todo su jugo. Añadimos un limón lavado, sacando primero un poco de su zumo e incorporamos una cucharada de miel y cuatro tazas de agua.
Mezclamos todos los ingredientes y lo calentamos hasta su ebullición.
Se puede tomar en frío o caliente. Recomendamos tomarlo en ayunas todas las mañanas durante el invierno.